¿Tienes la presión arterial alta? Te contamos cuáles son los factores de riesgo
La hipertensión arterial es la principal causa de muerte adulta en el mundo. Este “asesino silencioso”, que solo da la cara cuando las cifras son ya muy elevadas, compromete seriamente la calidad de vida de los afectados y puede provocar daños irreversibles en diversos órganos. Este 17 de mayo se celebra el Día Mundial de la Hipertensión Arterial bajo el lema “Conozca sus cifras”. El eslogan es el mismo desde 2005 porque se pretende resaltar el elevado porcentaje de afectados sin diagnosticar.
En España, se estima que hay más de 18 millones de hipertensos de diversa consideración, lo que supone el 38% del total y, de ellos, un 40% lo desconoce, según datos de la Fundación Española del Corazón. La prevalencia es mayor entre los hombres -cinco puntos más-, al situarse en el 24,7%. Medir de forma regular nuestra presión resulta definitivo para detectar y prevenir cualquier riesgo para nuestra salud, siendo la primera causa de infarto, ictus e insuficiencia cardíaca a nivel mundial.
Aunque la edad no es determinante -de hecho, cada vez se detectan más casos en niños derivados del incremento de la tasa de obesidad infantil-, la hipertensión es uno de los mayores factores de riesgo cardiovascular, especialmente a partir de los 55 años, cuando el porcentaje de población afectada se dispara hasta casi el 40%. Dieta, monitorización y ejercicio son las tres claves para tenerla bajo control.
Cuándo se considera que la presión arterial es alta y qué hacer
Primero conviene definir qué es la presión arterial: es el resultado del volumen de sangre que el corazón expulsa con cada latido en contraposición a las resistencias periféricas de las arterias. La hipertensión se produce cuando la presión arterial es alta, lo que supone una mayor resistencia para el corazón, que aumenta su músculo para poder afrontar ese sobreesfuerzo. Pero este crecimiento no viene acompañado de un aumento del riego sanguíneo, según recoge la Fundación Española del Corazón, lo que puede desembocar en insuficiencia cardíaca y angina de pecho, trombosis y, en los casos más graves, la hipertensión puede llevar a reblandecer las paredes de la aorta provocando un aneurisma o, directamente, su rotura y por tanto la muerte.
Si los valores de nuestra presión arterial exceden del máximo establecido, que es 13,5 por 8,5 de mínima (en algunas situaciones 14-9 también podría considerarse como valor normal), es imperativo consultar con un médico lo antes posible para que realice las pruebas necesarias, entre las que figuran análisis de sangre y orina o electrocardiograma.
Cómo diagnosticar la presión arterial alta: ¿cómo se mide?
Para medir los valores de la presión arterial se puede utilizar el método auscultatorio o el oscilométrico. En el primer caso, es manual y solo puede realizarlo un profesional experto. El segundo es el dispuesto para los aparatos automáticos llamados esfingomanómetros, popularmente conocidos como tensiómetros. Es crucial que estén homologados para asegurarnos de que la medida obtenida es la correcta.
Una vez que ya disponemos de un buen equipo -en Exclusivas Iglesias contamos con varios modelos digitales y asesoramiento experto-, estos son los pasos para medir la presión arterial:
- Mide siempre tu presión arterial a la misma hora, ya que varía a lo largo del día y la comparativa entonces carecerá de rigor.
- Treinta minutos antes de la medición y para conseguir un correcto estado de relax, evita hacer ejercicio físico, comer, beber o fumar. Y cinco minutos antes, intenta reposar.
- Es necesario que en el momento de la medición estés en un espacio tranquilo con una temperatura ambiente que ronde los 20 grados.
- Siéntate en una silla con la espalda apoyada en el respaldo, sin cruzar las piernas y deja el brazo liberado, sin ropa que oprima la zona.
- Con la palma boca arriba y el codo ligeramente flexionado, coloca el manguito tres centímetros más arriba del codo. Si el tensiómetro es de muñeca, coloca la muñequera a la altura del corazón.
- Permanece en silencio durante la medición.
- Debes apuntar los valores obtenidos y repetir la medición, dejando pasar al menos dos minutos entre una y otra. Lo ideal es que te quedes con la media de ambas.
Qué tensiómetro comprar
La tecnología aporta un extra de seguridad a la hora de realizar las mediciones y en Exclusivas Iglesias disponemos de una selección de productos de gama alta que cumplen con todos los parámetros de seguridad.
- Tensiómetro M7 Intelli IT: cuenta con Bluetooth. Detecta la posibilidad de fibrilación auricular, una enfermedad que suele pasar desapercibida y puede suponer un mayor riesgo de embolia o accidente cerebrovascular. Este aparato, además, actualiza automáticamente los resultados en tu smartphone.
- M3 Confort: destaca por su fácil manejo para medir la presión arterial y el pulso de manera sencilla y rápida. Su lectura es muy intuitiva, tiene pantalla y un solo botón sirve para comenzar la medición.
- M2: con tecnología Intellisense para una lectura cómoda y precisa, este tensiómetro de brazo mide la presión arterial y el pulso. Dispone de 30 memorias y estuche protector incluido.
Presión arterial alta: factores de riesgo y síntomas
Para reducir la presión arterial alta resulta recomendable llevar una vida saludable, evitando algunos de los siguientes factores de riesgo:
- El tabaco: afecta tanto a la presión arterial como a la frecuencia cardíaca.
- El alcohol: no solo es perjudicial para la tensión arterial, también afecta a otros órganos.
- La alimentación: conviene reducir el consumo de sal y aumentar el de frutas, verduras, legumbres, frutos secos y aceite de oliva, priorizando la ingesta de aves y pescados frente al de carne roja, en suma, una alimentación cardiosaludable, en la que esté presente el aceite de oliva.
- El sobrepeso: controlar tu peso te ayudará también a disminuir el riesgo cardiovascular y de diabetes.
- El sedentarismo: la práctica de ejercicio aumenta la capacidad de esfuerzo y resulta beneficiosa para la salud en general.
Síntomas de la hipertensión
La presión arterial alta se denomina “asesina silenciosa” precisamente por la ausencia de síntomas, de ahí que resulta fundamental monitorizarla. No obstante, en ocasiones, se puede detectar esta patología por cambios en la visión, náuseas o vómitos, zumbidos en el oído, dolor de cabeza fuerte, dificultad para respirar o sangrado nasal.